¡No serás del Opus!

Pocas cosas hay en la vida que estén más sujetas a la opinión gratuita y sin pedirla de los demás que el número de hijos que tiene un matrimonio.

Hace poco me comentaban unos amigos que no han tenido hijos que están convencidos que después de preguntar “¿cómo te llamas?”, la pregunta más frecuente es “¿cuántos hijos tienes?”. Si la respuesta es, como en su caso “no tenemos hijos”, comienza todo un elenco de preguntas, comentarios y opiniones, siempre impertinentes, que dificultan muchísimo poder establecer una relación que merezca la pena con quien pregunta.

Si un matrimonio tiene un hijo, no falta quien pasado un tiempo pregunte la estupidez de “¿No vais a por la parejita?”. Como si los hijos fueran periquitos o guardias civiles.

Cuando tienes dos hijos parece que el común se queda tranquilo. Has cumplido con lo social (y estúpidamente) aceptable y nadie te cuestiona del porqué no tienes más o por qué no te quedaste con uno. Es una elección tan buena como otra cualquiera que además tiene la ventaja de librarse de cuestionarios desagradables por parte del vecindario.

Cuando le conté a un vecino que mi esposa y yo estábamos esperando nuestro tercer hijo me preguntó:

“¿Ya pararéis, no?”.

Obviamente no me conocía lo suficiente como para intuir cual podría ser mi reacción.

Mi respuesta fue tajante:

“El número de hijos que vamos a tener es la decisión más íntima que puedo tomar con mi mujer y obviamente no pensaba comentarla contigo”.

¡Zas!, en toda la boca.

Se quedó perplejo, quizás incluso molesto. Bueno. Confío en que no volviera a soltar una impertinencia como esa a nadie más.

Años más tarde, haciendo la compra en Carrefour mi mujer chocó accidentalmente su carrito con el de otra señora que se sintió sorprendida al verla con tres niños tan pequeños y tan seguidos (tenían tres, cuatro y cinco años).

“¡Tienes tres!” – le dijo – “¡y tan seguidos!”.

A lo que mi mujer le puntualizó contenta: “¡Y estoy esperando el cuarto!”.

“¡¿Cuatro?!, ¡¿no serás del Opus?!”, dijo sin rubor.

Afortunadamente yo no estaba allí para responderla.

Estos son solo un par de ejemplos de las muchas impertinencias que tenemos que soportar aquellos matrimonios que, en ejercicio de nuestra libertad, decidimos tener más de dos hijos.

La pregunta “¿no serás del Opus?”, denota una absoluta falta de cultura religiosa (y por supuesto una absoluta falta de educación). Podría haber preguntado: ¿No estarás en el Camino Neocatecumenal, o no pertenecerás a los Focolares, a la Acción Católica, a los Matrimonios de Nuestra Señora, al Instituto Seglar Notre Dame de Vie, a Comunión y Liberación, a los Heraldos del Evangelio, o no serás adoradora nocturna o  Misionera Laica de la Caridad?”.

Pido disculpas a los cientos de movimientos y carismas que enriquecen la Iglesia hoy en día por no haberles citado, pero la memoria no me da para más.

En Estados Unidos, como el porcentaje de católicos es pequeño y tampoco andan muy sobrados de cultura (y menos religiosa) resumen su visión de una manera mucho más simple. Aquellos que tenemos más de tres hijos se nos denomina “buenos católicos”. La estupidez es sublime. Como si no tener hijos o tener tres o menos implicara una falta de calidad en la fe o viceversa. Insisto, una simplicidad.

Pero analicemos esta visión tan simplista que muchas personas tienen de vivir con fe.

Así que si tengo tres, cuatro o más hijos, debe ser porque “el Papa dice que no podéis usar condón”. ¡Toma nísperos!. Ahora resulta que tenemos al Papa metido en la cama.

Bien. En aras de la discusión admitamos que es cierto. Admitamos que, en un acto de libertad – no de sumisión, mi mujer y yo decidimos no utilizar métodos anticonceptivos artificiales – decidimos que ella no alterara sus niveles naturales de hormonas tomando una píldora, ni poner un plástico que separara nuestra piel, ni meterle un dispositivo en su vagina (DIU), ni alterar funciones fisiológicamente perfectamente funcionales y sanas a través de una ligadura de trompas o una vasectomía – porque de esa manera vivimos de una manera coherente nuestra fe en Dios como principio y fin de nuestras vidas y de nuestro matrimonio.

¿Cuál es la opción contraria?. ¡Ah! La opción es que si no hubiéramos tenido esa fe en Dios o no hubiéramos entendido esa opción como el medio pertinente para vivir nuestra fe,  hubiéramos utilizado algún método de los antes mencionados para tener menos hijos. ¿Cuántos menos?. De nuevo, por mantener simple la discusión digamos que uno menos.

En concreto significa que si no hubiéramos vivido nuestra fe en Dios como lo hacemos mi hija Teresa nunca hubiera nacido.

¡Ah … !.

Confieso que solo de pensarlo me provoca un profundo vacío y se me ponen los pelos como escarpias.

¿Y cuál es la ganancia?.

¿Cuál hubiera sido la ventaja de que mi hija Teresa no hubiera nacido?.

A bote pronto, me imagino – sin conocer datos concretos – pero supongo que entre 6.000 y 12.000 euros al año.

¿Y eso hubiera merecido la pena?. Les aseguro que ni eso, ni esa cifra multiplicada por infinito hubiera hecho que mi vida fuera mejor sin mi hija Teresa.

¿Existe otra posible ventaja? ¿Hubiéramos tenido más tiempo para nosotros?. Pues seguro, pero ¿y qué?. Ni un solo minuto, ni una vida entera al completo hubiera satisfecho la alegría de ser el padre de Teresa.

Siempre he pensado que si no hubiera tenido cuatro hijos o incluso si no me hubiera casado hubiera sido mucho más prolífico escribiendo, hubiera aprendido mucha más neuropsicología y hubiera sido más útil a mis pacientes. Estoy seguro de que también hubiera dedicado mucho más tiempo a estar tumbado perdiendo el tiempo, a ver la TV y quizás incluso hubiera llegado a practicar algún deporte (lo dudo). Pero ¿y qué?, ¿acaso cualquiera de esos bienes, que sin duda lo son, son comparables con uno solo de mis hijos o con mi matrimonio?.

Si fuera cierto que tenemos cuatro hijos por cómo vivimos nuestra fe, entonces puedo decir ¡bendita fe!. Aunque al morir me diera cuenta que Dios no existe, y que todo aquello en lo que he creído fuera una simple quimera, la fe ya me habría dado mucho más de lo que cualquier otra cosa en la vida hubiera podido ofrecerme: me hubiera dado mi cuarta hija, y quién sabe si también la tercera.

Podría concluir este artículo confrontando mi forma de vivir con la alternativa que propone la sociedad. Podría juzgar cómo se vive sin fe, o sin permitir que la fe empape cada una de las decisiones de nuestra vida. Podría decir:

“¿Cuál es la alternativa?

¿Que en lugar de la fe sea mi situación profesional / laboral la que determine cuándo comenzar a tener hijos y cuántos hijos tener?, ¿Tener dos o cómo máximo tres hijos y a partir de ahí permitir que la química o la mecánica interfiera en mi vida conyugal / sexual / familiar, en definitiva – en mi VIDA?

Era una opción, pero entonces mi vida hubiera sido mucho más pobre y mucho peor aprovechada.”

Si escribiera eso y peor aún, si lo pensara, hubiera caído en aquello que critico: hubiera juzgado cómo vive cada cual su vida y me hubiera entrometido en la intimidad de los demás.

Sí, que nadie dude que vivir la fe católica del modo en que la vivimos ha permitido que tengamos cuatro hijos y disfrutemos de una vida enormemente rica y magníficamente bien aprovechada. Y si cada uno de mis hijos, desde el primero hasta el último, no hubiera sido suficiente regalo tengo el mayor de todos, la mayor de mis riquezas: tengo la fe en Dios y tengo la conciencia de Su amor.

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104 respuestas a ¡No serás del Opus!

  1. Diego Granda dijo:

    Me has caído bastante mal…

    Pero te felicito por tus hijos…

  2. mlh dijo:

    Actualmente vivo en Paraguay. Acá las señoras, que así te llaman cuando estás casada, tienen tres hijos con veintiún años, y nueve con treinta y cuatro, con la mayor naturalidad del mundo. Supongo que la pregunta española «¿no serás del Opus?» tiene su correspondencia en otros países con la de: «¿no tenés tv?». En fin. Yo estoy orgullosísima de ser cuatro hermanos, de que mi mayor tenga dos hijos, de mi única hija, y de los cuatro hijos de menos de cuatro años de mi queridísima hermana. Cada uno tiene su familia y hace y forma su familia como quiere. No faltaba más. Cada uno con su vida. Yo no veo ofensiva la preguntita, la verdad, ni la de la parejita ni ninguna otra por el estilo. Creo que es una pregunta algo personal para empezar a conocer a otra persona, cómo es tu familia, cuales son tus planteamientos, el porqué de tus decisiones… un poco metiche, si, pero vamos… Luego uno responde según le haya ido el día, claro, desde un «y a ti/usted que te/le importa» a un bromista rompe-hielo «te regalo el que quieras». Vamos, que tampoco veo que haya que dramatizar mucho, no veo que sea una pregunta malintencionada, si un poco -mas bien bastante- metiche, como otras tantas preguntas…

  3. apkskull dijo:

    Gracias
    …………….

  4. marianairiga dijo:

    Me parece buena la:reflexion, ahora, quisiera pensar que la misma vara va para las clases bajas donde si a ti te juzgan por tener hijos, es :mucho: Ya la sociedad opina de:forma unánime que no deberían tener hijos. Para pensar

  5. Paloma dijo:

    Llevo muchos años esperando leer algo tan bien escrito sobre este tema. Enhorabuena. Lo que hemos vivido miles de padres aqui esta comentado de forma magistral. Somos padres de 9 hijos y abuela de 6. Tengo 52 años. Gracias. Paloma Cotelo

  6. María Amaya dijo:

    Me encanta su reflecion

  7. Cristina dijo:

    Me encanta!!!!

  8. Jaime dijo:

    Muy bueno. Me ha gustado mucho.

    Añado un argumento. No es solo lo que cada hijo supone para nosotros los padres, sino también lo que supone para sus hermanos.

    El mejor regalo que jamas le podré hacer a un hijo es darle otro hermano.

    La familia es una comunión de personas en la que los hijos aprenden a ser hijos y hermanos, y solo anclando firmemente su identidad con esas relaciones de filiación y fraternidad podran desarrollar plenamente su vocacion en sentido esponsal y paternal.

    Un abrazo y sigue escribiendo

    • Muchas gracias por tu comentario, con el que estoy absolutamente de acuerdo. Siempre he dicho que «lo mejor que te puede pasar en la vida es tener un hermano. Solo superable por tener dos o más».
      Añado el siguiente argumento: Incluso si el hermano «te sale mal», resulta ser una persona nociva, es una enorme ventaja, ya que sabrás reconocer a las personas nocivas cuando te los encuentres y sabrás cómo relacionarte con ellos.
      A pesar de que yo tengo 8 hermanos, todos «me salieron bien», y son magníficas personas, lo cual significa que siempre he tenido dificultades para reconocer a personas nocivas y, consecuentemente, o no he sabido reaccionar o lo he hecho tatrde, pero no me voy a quejar, prefiero a mis hermanos que a cualquier otro que me hubiera tocado en suerte.

  9. Rosa dijo:

    Bonito comentario, lo que más me ha gustado es que no juzga a los que no vemos en la paternidad/maternidad esa felicidad sin límites. Totalmente de acuerdo en que cada uno debe elegir lo que le vaya a hacer más feliz con responsabilidad y sin presiones sociales. Soy madre de dos hijos y queriéndolos hasta el infinito y más allá puesta a elegir ahora no tendría ninguno…harta de oír comentarios de los demás que se ponen en la intimidad de otras parejas con esa despreocupación sin límites. Disfrute mucho de los suyos ya que hizo una elección verdaderamente meditada. Un saludo.

  10. Stella dijo:

    El cuerpo de una mujer debe de reponerse tras dar a luz y no creo que sea recomendable desafiar a la naturaleza. Conozco casos de parejas que por no esperar el tiempo recomendado tuvieron el segundo niño con un síndrome, de esos niños azules, al que tuvieron que operar a corazón abierto nada más nacer y están de aquí para allá en centros de rehabilitación .y le han hecho un flaco favor,

    • Gracias por tu comentario, a pesar de que me cuesta mucho entenderlo. No sé qué quieres decir ni dónde quieres llegar. Por otro lado llevo 24 años trabajando en el área de la rehabilitación, veo aproximadamente 300 pacientes distintos al año y acumulo más de cinco mil o seis mil pacientes, he tenido todo tipo de casuística y nunca he visto un caso por «culpa» de partos demasiados seguidos. Quizás sea eso lo que me falte ver. De todas formas las personas con discapcidad (sea del tipo que sea) o los «niños con un síndrome» como tu dices, a los que han operrado a corazón abierto, son humanos tan íntegros como los demás. Es decir, sufren, como los demás, disfrutan como los demás, ríen como los demás, duermen como los demás. VIVEN como los demás. Dejémonos del mito de que las personas con discapacidad, «los niños con un síndrome» solo sufren y por tanto nos facilite pensar que «más les valía no haber nacido». Ese es el comienzo de la ideología de eugenesia tan extendida hoy en nuestra sociedad, particularmente en España.

  11. Encarna Bayarri dijo:

    Me parece un buen testimonio de lo que significa la Fe en nuestra vida, y que se sepa ser consecuente con ella, según la luz que recibimos del altísimo , que no son normas sino la plena confianza que surge de esa misma F E. Gracias por vuestro testimonio. Yo soy del Camino Neocatecumenal

  12. Papagina dijo:

    Muy bueno. Estoy esperando el quinto hijo y se me ponen los pelos de punta de pensar en la reacción de la gente cuando se den cuenta. Volveré a leerlo para animarme porque, aunque me importe un pimiento, es agotador aguantar las miradas, los comentarios…. Muchas gracias

  13. Alicia dijo:

    Presente camino neocatecumenal, con 7 regalos que no cambio por nada!

  14. Manuel Asturias Martínez dijo:

    Hasta ahora estoy leyendo tu artículo. En mi primer matrimonio tuvimos 10 hijos, me han dado (Mi esposa murió ya), 34 nietos y 4 bisnietos. Es una maravilla. Escribiste un muy buen artículo, felicitaciones. A mí también me atacaron amigos y vecinos con cada uno de ellos. Nuevamente felicitaciones desde Guatemala.

  15. Margarita Quesada dijo:

    Mil gracias! ! Soy madre de 7 y me dedico a las labores de la casa a tiempo completo y está fue mi historia hasta que en la 4a empecé a contestar como tu. Es increíble como las personas se creen con el derecho de meterse en la intimidad de un matrimonio y en la elección de roles. Que cada uno lo vea con su cónyuge! ! Y yo digo otra cosa…. me han hecho esta boba pregunta: «¿Y no te cansas?» Y puedo decir !!que estoy feliz de cansarme con mis hijos!! !!Porque vale la pena!!Además….los que no hacen nada …también se cansan

  16. Claudia Arriola dijo:

    Me encantó su artículo. Se ve que en todo el mundo hay gente imprudente que como no comprende lo que es amar…juzga. Desde El Salvador a España. Siempre es lo mismo…y no digamos pasar de 4 hijos, escándalo total. Sigamos siendo coherentes con nuestra fe y enseñándole al mundo entero que las familias numerosas son también alegres y felices porque apreciamos los pequeños detalles y luchamos día a día por amor.

  17. Pablo Varela dijo:

    Si se relacionan las familias numerosas con familias católicas -sean o no del Opus Dei- es algo bueno. Es una muestra clara de que la falta de familias numerosas deriva de una falta de sociedades cristianas en occidente. (Cuando éramos cristianos esos comentarios no existían)
    Y una buena ocasión para hablar con cariño a esas personas que muchas veces por desconocimiento hablan así, porque no han experimentado la gozada que es.
    Enhorabuena a todas las familias numerosas y además del testimonio evidente que dais, hacedlo también con una respuesta acogedora a esas personas impertinentes.

    Saludiños!

  18. Marilupe Represas dijo:

    Excelente artículo. 100% de acuerdo Es como si tuvieras un brillante precioso y te dijeran «estás loco porque te alegras de tener otro brillante más Igualmente valioso y precioso» Creo que nadie te dirá: no, otro brillante o diamante más, ya no gracias. Ya tengo uno! Perdón por la burda comparación ya que un hijo es infinitamente mejor y más valioso q un diamante. Dicho sea de paso, me encanta este art porque está escrito por el padre: HAY QUE REVALORAR LA PATERNIDAD.

  19. Excelente artículo de opinión. En mi caso, por mis problemas de esterilidad, antes del nacimiento de mí único hijo, era muy doloroso la impertinencia de la gente preguntando porque no había tenido hijos. Luego del nacimiento de su, como no pude tener más hijos, a pesar desearlos, la impertinencia de preguntar porqué no tenía «la parejita» también resultaba muy doloroso.

  20. Maria dijo:

    Me hace gracia,ya que si le damos la vuelta y estamos en el camino neocatecumenal o el opus, ya desde pequeños nos presionan para casarnos muy jóvenes y no poner medios,pobre de aquella que tenga dificultad para quedarse embarazada porque tendrá que aguantar cada día de si vida la pregunta de para cuando niños, aparte de hacer responsables a los hermanos de la educación ciando ya son mas de tres o cuatro,un hermano es para otras cosas,ellos no deciden tener hijos,se hacen mayores rápido porque no les queda otra,en fin, que lo bueno no es tan bueno, ni lo malo tan,malo.Por cierto hablo desde el conocimiento de 25 años en el camino y padres que ya lo han terminado, 40 años ellos. Ya estoy fuera,por fin soy libre

  21. Juan Román Riquelme dijo:

    Vamos, que sois del OPUS y os jode que os lo digan. Jajajjajjaa

  22. Mercedes dijo:

    Acabo de ver su intervención en televisión, cinco años después de este artículo.
    Me gustaría añadir que la fe es una motivación poderosa para evitar el uso de contracepción, pero no es la única. Tras un estudio profundo del funcionamiento de estos métodos, algunas personas hemos decidido no permitir esa invasión y manipulación de nuestro cuerpo y seguir investigando en métodos que no «engañen» al organismo. Haberlos, haylos, pero no se difunden. En el ámbito sanitario tienen fama de ineficaces e «incómodos»; implican entrenamiento, compromiso y perseverancia. Y además, no le aportan ningún beneficio a la industria farmacéutica.
    En cuanto a los comentarios que recibimos las que hemos tenido varios hijos, otro muy común es el de «¡vaya coneja!»
    También quería añadir que personalmente me he sentido presionada/juzgada por algunos ginecólogos cuando he ido a revisión y he rechazado los anticonceptivos.
    Muchas gracias y seguiré sus artículos con mucho gusto.

    • JFCalderero dijo:

      Hola a tod@s:
      Como presentación diré que mi mujer y yo tenemos 10 hijos, tras haber perdido 4 por aborto natural, somos a día de hoy abuelos de 26 nietos y nuestra familia más directa tiene 43 miembros.
      Como es habitual, nos han dicho todos esos tópicos que se dicen en el artículo y en los comentarios y que habéis calificado de impertinencia; ahora bien, en (casi) ningún caso he percibido en las personas que los hacían una intención de meterse con nosotros. Es más, en muuchooos casos, esos comentarios han dado pie a conversaciones en las que, de una u otra manera, se podía incluso traslucir una especie de latente envidieja; no han sido pocas personas las que han incoado justificaciones no pedidas de porqué ellos no han podido o querido tener más hijos.
      Y yo me pregunto por qué algunas personas ven, o imaginan, detrás de esas interpretaciones de bromas o comentarios triviales, amenazas o impertinencias en lugar de ocasiones de convivencia. ¿No habrá en el fondo una especie de sutil deseo de ser perseguidos para así experimentar mejor el valor de las propias decisiones y reafirmarse en ellas?
      Como experto en cuestiones de educación y familia, creo que es delicado, y contraproducente, regir el pensamiento y conducta por modelos ideales de vida a los que toda familia «debe» aspirar, tanto si se toma el ideal por «tener que» ser familia numerosa por motivos ideológicos, como si se piensa que quien tiene hijos, o más de un cierto número fijado por ¿consenso social?, está actuando «mal».
      No hablo por hablar, conozco algunas familias que han tenido más hijos de aquellos que razonablemente podían atender y el resultado no ha sido nada satisfactorio. También otras que su propio «encogimiento vital» ha hecho que hayan visto la «vida», la «sociedad», las «circunstancias» como una losa amenazante y acaban lamentando no haber seguido lo que su conciencia, deseo, intuición, les dictaba.
      Lo que considero inaceptable es que, aunque sea indirectamente, tener un hijo se convierta en una cuestión ideológica, aunque sea para… dar ejemplo. Un ser humano, jamás, bajo ninguna circunstancia, debe ser un recurso para… Por ejemplo, tratar de tener un nuevo hijo como terapia para recomponer eventuales vínculos matrimoniales debilitados puede ser una muestra de instrumentalización de la vida humana; un hijo no puede ser… una terapia.

  23. Ofendidito Sagrado dijo:

    Vamos, que eres del opus

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