La educación especial en la nueva ley de educación en España

Es importante considerar la situación actual de la educación especial en España a la luz de la recién aprobada Ley de Educación, no solo para los niños con algún tipo de discapacidad o sus padres y sus familias, sino para toda la sociedad, porque la educación afecta a la sociedad en su conjunto.

La recién aprobada Ley de Educación en España pretende, de forma lenta pero segura – en un plazo máximo de diez años – colocar a TODOS los estudiantes con necesidades especiales en escuelas de integración, en las mismas aulas en las que están los estudiantes sin discapacidad intelectual.

Esta ley está escrita siguiendo las premisas de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, convención que la propia Unión Europea ha firmado y ratificado, por lo que lo que estamos viendo ahora en España pronto se extenderá por toda Europa.

Como ejemplo, la Organización No Gubernamental “Inclusion Europe” (bajo cuyo paraguas trabaja la organización española Plena Inclusión), ha presentado una propuesta en la Comisión Europea que incluye:

«Garantizar el acceso a la educación general y prohibir la educación segregada (es decir, la educación en diferentes entornos; la educación en la escuela ordinaria pero en un aula diferente al del conjunto de compañeros; la educación en el mismo aula que el resto pero sin apoyo) proporcionando los medios necesarios a los estudiantes (apoyo adecuado) y la formación de los profesores»

(subrayado y cursiva míos)

Y esta organización no gubernamental está trabajando en una campaña para el año 2022 llamada: “acabar con la segregación”.

Por otro lado, el 23 de marzo de 2021, en la reunión de la Comisión de Peticiones de la Unión Europea se discutirán cinco peticiones que plantean la cuestión de los derechos y libertades de la familia en el ámbito de la educación y sobre el derecho a la educación de los estudiantes con discapacidad en los centros especializados de España.

Parece que la batalla ha comenzado.

La idea que aparece en la nueva ley de educación en España, y entiendo que también la idea detrás de la campaña de “Inclusión Europa” tiene como objetivo cumplir al pie de la letra el artículo 24 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD):

“1. Los Estados firmantes reconocen el derecho de las personas con discapacidad a la educación (…)”

Entiendo que todos estamos de acuerdo con eso.

“(…) Con miras a la realización de este derecho, sin discriminación sobre la base de la igualdad de oportunidades, los Estados firmantes garantizarán un sistema educativo inclusivo en todos los niveles y un aprendizaje permanente (…).

Y aquí es donde se introduce el sesgo.

Asume que la igualdad de oportunidades solo puede lograrse mediante la educación inclusiva – entendiéndose por esta exclusivamente la educación en la que se integran alumnos con y sin discapacidad (lo cual es ya de por sí un reduccionismo sesgado).

Creo que sólo desde un desconocimiento TOTAL o terriblemente parcial de cómo se enseña en un aula, cómo se logra realmente el aprendizaje y qué implica la escolarización, tanto para los estudiantes sin discapacidad como para los estudiantes con discapacidad, pueden pensar que la educación inclusiva garantiza que no se limite la igualdad de oportunidades para todos.

La igualdad de oportunidades solo puede lograrse dando a cada estudiante el tipo de educación acorde a sus capacidades y habilidades.

En el mencionado artículo de la convención de la ONU se considera que la educación inclusiva es la única posibilidad para alcanzar los objetivos propuestos, que son:

«a. El pleno desarrollo del potencial humano y el sentido de la dignidad y la autoestima, y ​​el fortalecimiento del respeto por los derechos humanos, las libertades fundamentales y la diversidad humana;

B. El desarrollo de las personas con discapacidad de su personalidad, talentos y creatividad, así como de sus capacidades mentales y físicas hasta su máximo potencial;

C. Permitir que las personas con discapacidad participen de manera efectiva en una sociedad libre”.

Este artículo refleja varias incongruencias que están en la raíz del problema que hoy estamos tratando.

Hace referencia a las libertades fundamentales y la diversidad humana, pero niega la libertad de elegir qué tipo de educación consideran los padres adecuada y mejor para sus hijos.

En la base de toda la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad radica la idea de que los estados son los únicos con el derecho y con la respuesta a las necesidades de las personas con discapacidad, sin considerar a la persona misma ni a su tutor legal, generalmente sus padres, ni sus necesidades y deseos.

El estado, ya sea cada estado individual o la suma de ellos reunidos en las Naciones Unidas, se considera con el derecho de decidir por los individuos, sin permitirles opciones.

Desde esa perspectiva anulan al individuo. Tanto al sujeto en sí como sus necesidades individuales.

Es una absoluta contradicción hablar de una “sociedad libre”, en el mismo articulado donde se prohíbe la elección entre diferentes tipos de educación y se priva a los padres del derecho a elegir.

En cierta ocasión pedí una definición accesible para un lego, como soy yo, de qué es el derecho y me dieron dos definiciones:

1) Asegurar que cada cual acceda a lo que le pertenece y por tanto le corresponde de suyo.

2) Tratar por igual a quienes comparten las mismas necesidades, pero de manera diferente a quienes tienen necesidades diferentes.

La pregunta es «¿cómo se satisfacen mejor las necesidades educativas del niño con discapacidad?».

Para responder a esta pregunta debemos considerar no solo sus necesidades de aprendizaje, sino también sus necesidades sociales, de autoestima, de juego y muchas otras necesidades.

Y debemos considerarlo no desde una perspectiva meramente teórica sino basándonos en hechos reales, del día a día, de lo que está sucediendo hoy tanto en las escuelas consideradas de integración como en las escuelas de educación especial.

Debe considerarse cada individuo y cada colegio.

Solo a través del estudio y el conocimiento de lo que realmente está sucediendo en ambos sistemas escolares, la educación ordinaria y la educación especial, podremos encontrar respuestas a lo que verdaderamente necesitan las personas con discapacidad, más aún: exactamente qué necesita este estudiante, qué escuela puede satisfacer sus necesidades y cómo los deseos de sus padres concuerdan con estos datos.

Estoy convencido de que para los docentes que están día a día en el aula no existe una confrontación entre la educación inclusiva y la educación para estudiantes con necesidades especiales. Los profesionales que trabajan en cualquiera de los sistemas educativos son plenamente conscientes de las necesidades de sus alumnos y, salvo raras excepciones, en su mayor parte comprenden la necesidad de ambos tipos de enfoques, porque no puede haber una única respuesta para una situación tan compleja.

En mis 28 años de práctica de psicología con niños con discapacidad, he tenido el privilegio de trabajar tanto con niños que asisten a los llamados colegios de educación ordinaria como con niños que asisten a escuelas de educación especial.

He tenido el privilegio de ver el éxito en ambos entornos, y he tenido la decepción de ver el fracaso también en ambos entornos.

Durante todo un año escolar fui el psicólogo en una escuela de educación especial. En esa escuela los niños tenían muy poco tiempo para aprender a leer, a escribir o aprender matemáticas, o para dominar cualquiera de estas habilidades si ya habían comenzado a desarrollarlas porque semanalmente tenían lecciones de equitación, natación, golf y excursiones varias.

Cada vez que insistía en esa escuela que tenían los estudiantes necesitaban más tiempo para aprender a leer y escribir y aprender matemáticas, y necesitaban aprender historia y geografía y muchas otras cosas, la respuesta que obtuve sistemáticamente fue: “Nacho, relájate, solo necesitan ser felices”.

Con lo cual estoy totalmente de acuerdo, deberían ser felices, pero por alguna extraña razón constantemente me encuentro con personas que a pesar de que leen, escriben y manejan las matemáticas y tienen una cultura amplia, logran ser felices.

En mi experiencia, cuanto más se acerca alguien a su potencial intelectual y cuanto más logra desarrollar sus habilidades intelectuales, más formas tienen de disfrutar la vida y mejor ha cumplido la escuela su propósito.

He visto fracasos en las escuelas de educación especial cuando los niños con algún tipo de discapacidad no logran alcanzar su potencial intelectual solo porque algunos pensaban que la cultura y el conocimiento son accesorios e innecesarios para ellos.

Las bajas expectativas dan bajos resultados.

Pero también he visto fracasos en la educación ordinaria, en algunos casos porque las expectativas que tenían los profesores eran igualmente bajas, otras porque no tenían el personal docente adecuado, o carecían de las herramientas o el tiempo de enseñanza necesario, y en muchos casos porque carecían de la voluntad docente para alcanzar el potencial de los estudiantes con discapacidad.

Han sido demasiadas las ocasiones en que un docente de un colegio de enseñanza ordinaria me ha dicho sin sonrojarse “tengo a 21 alumnos, y al niño con discapacidad”, como si el alumno con discapacidad no fuera uno de sus alumnos.

Es frecuente que los estudiantes con discapacidad sufran la sensación de extravío al compararse con el resto de sus compañeros.

Además la cuestión es: ¿está teniendo éxito la escuela ordinaria con TODOS los estudiantes sin discapacidad?

De ninguna manera. Si medimos el fracaso por el número de alumnos que abandonan prematuramente la escuela, podemos decir que en 2019 el 10,2% de los europeos de entre 18 y 24 años había abandonado el colegio antes de completar la educación secundaria. Si solo miramos a la población española, lamento mucho decir que tiene la tasa de abandono escolar más alta de toda la Unión Europea: un 17,3%.

Si la educación ordinaria es incapaz de tener éxito con el conjunto de los alumnos sin discapacidad, ¿tiene sentido esperar éxito cuando introduzcamos a TODOS los estudiantes con discapacidad, sin considerar el tipo de discapacidad, el diagnóstico y sus necesidades en esos colegios?

Creo que esa idea es ingenua o malvada. O tiene como objetivo cumplir con una agenda oculta. La agenda de una ideología cuyo objetivo es ignorar y aniquilar cualquier tipo de diferencia individual.

Hace unos años una madre (mis mayores maestras siempre han sido madres) me decía: “Odio los procedimientos médicos que se aferran a un protocolo. Cuando el único criterio es un protocolo, ignoras la individualidad del paciente”.

¿Y acaso no es eso lo que se nos propone? No solo “siga el protocolo”, sino que “siga el único protocolo”.

No ha habido ni habrá en toda la historia dos seres humanos iguales. Todos somos diferentes y pretender tratar a todos como si fueran iguales es negar la naturaleza humana.

Todos tenemos los mismos derechos y los mismos deberes, y entre ellos el derecho a la educación es un derecho inalienable, pero para alcanzarlo debemos asegurarnos de que se tengan en cuenta las necesidades individuales.

Jonhn Taylor Gatto, quien fue nombrado Profesor del Año de la Ciudad de Nueva York en los años 1989, 1990 y 1991 y Profesor del Año del Estado de Nueva York en 1991, propuso que así como la democracia había logrado la separación del estado y la religión, era necesario lograr la separación entre estado y la educación. El señor Gatto falleció en 2018 sin ver cumplido tal objetivo y creo que los nietos de mis bisnietos tampoco lo verán porque la educación es el arma más poderosa que tiene cualquier estado para el control de sus ciudadanos y es impensable que los políticos estén dispuestos a apartar sus (________) manos de semejante herramienta de poder, de la posibilidad de tener control sobre el presente y el futuro quienes consideran sus súbditos. Es por ello que debemos asegurarnos de que NOSOTROS, EL PUEBLO, especialmente NOSOTROS LOS PADRES, ejercemos nuestros derechos y no dejemos que los políticos nos quiten el futuro de nuestros hijos.

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Una respuesta a La educación especial en la nueva ley de educación en España

  1. Marta dijo:

    Ya sabia yo, desde que se propuso la ley cela, que había un plan oculto. Era evidente, desde un principio e incluso para los que no son profesionales en este ámbito, La ley no tiene ni pie ni cabeza, lo único que hace es disminuir la calidad de la educación y por consiguiente hacernos mas vulnerables. Ese es el plan.
    Lo peor de esto no es que nuestros hijos aprendan en ese constante deterioro del aprendizaje, (que ya de por si me cabrea) sino que los que sufrirán son aquellos niños que no se le pueda atender ( es imposible) de una manera digna y lo que influirá en su calidad de vida.
    Mi conclusión a la que he llegado sobre esta ley es que el gobierno quiere eliminarlos.

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