Se supone que en España llevamos casi 40 años de democracia. Se fija la fecha en la aprobación de la constitución en diciembre de 1978. Desde entonces, ya plasmado en la ley magna, aparecen reflejadas concesiones políticas a la ideología independentista y a sus seguidores.
El independentismo antiespañol ha obtenido beneficios de los españoles desde entonces.
A lo largo de estos cuarenta años de democracia (el independentismo y el terrorismo asociado es anterior) ha habido dos ideas que han facilitado la extensión de la ideología secesionista.
La primera idea, que se repetía hasta el hastío durante los años sangrientos de E.T.A. y de Terra Lliure (E.T.A. y Terra Lliure siguen existiendo, pero ahora vivimos sus años políticos a través de Bildu y de Ezquerra Republicana) era que “cualquier idea es defendible, siempre y cuando se haga por vías pacíficas y democráticas”.
Como entonces era joven semejante idea me parecía un absoluto escándalo. Ahora que soy mayor se me hace evidente que es una mentira infumable.
Hay ideas que NO son admisibles ni siquiera por vía pacífica.
Así por ejemplo defender la supremacía blanca, o la supremacía vasca, o catalana no es admisible, de ninguna forma.
Defender la pena de muerte para personas con delitos de sangre no es admisible, de ninguna forma.
¿Acaso sería (moralmente) lícito un referéndum para decidir si se aplica la pena de muerte a los condenados por asesinato?
¡Fíjense qué arrogancia!. Implicaría admitir que porque una mayoría de votantes introducen una papeleta con un SI, sería legítimo matar a una persona.
Sencillamente es inadmisible. Asombrosamente eso va a ocurrir el año que viene en Irlanda. Van a hacer un referéndum sobre el aborto. ¡Asombroso!. Como si legitimidad de dar muerte de un ser humano pudiera sustentarse en la opinión de una o de millones de personas. Increíble. Carece de cualquier tipo de lógica formal.
Si hay quien cree que un referéndum puede ser una herramienta válida para legitimar la muerte de un no nacido, ¿cómo no van a considerar que puede valer para segregar una parte del territorio de una nación?
¿Quién publicitó la idea de que cualquier idea es defendible siempre y cuando se haga por vías pacíficas? No fueron los independentistas, fueron los constitucionalistas en un intento desesperado de frenar los asesinatos de E.T.A. y de Terra Lliure. Los secesionistas lo asumieron y ahora están intentando aplicar la mentira tantas veces repetida. De esos polvos vienen estos lodos.
La segunda idea que ha facilitado el crecimiento descontrolado de la ideología segregacionista y que aún pervive es que los que no vivimos ni en la comunidad autónoma vasca ni en Navarra ni en Cataluña no podemos hablar del proceso separatista, ya que (supuestamente) no sabemos de lo que hablamos, mientras que los que allí viven no pueden hablar – no ya por miedo, que sería legítimo – sino por riesgo real a perder su casa, su trabajo, cuando no sus amigos o incluso familiares.
Así que ni los que viven allí, ni los que vivimos en el resto de España podemos hablar.
¿Entonces quién habla?. Es evidente, solo pueden hablar los secesionistas.
Y eso es lo que han hecho durante estos cuarenta años. Mientras los demás guardábamos silencio, unos por respeto, porque nos habíamos creído que de verdad “no tenemos derecho a hablar si no vivimos allí”, y otros en defensa propia, los independentistas han puesto los altavoces de las televisiones públicas y de la educación y han llenado la sociedad – acojonada – de sus mentiras.
¿Cómo no iba a crecer el independentismo si todos los demás permanecíamos en silencio?
Permítanme, por tanto, negar la mayor a las dos ideas tan frecuente como erróneamente inculcadas:
1º – No, no cualquier idea es legítima por ser defendida desde una posición de ausencia de violencia.
Por cierto, aunque E.T.A. y Terra Lliure lleven años sin asesinar, las ideas independentistas siguen siendo defendidas, tanto por el P.N.V, como por Bildu, Geroa Bai, Izquierda Republicana de Cataluña, Cataluña si se puede, candidatura de unidad popular (C.U.P) y Podemos con métodos violentos y amenazantes.
Si los partidos políticos secesionistas – todos los anteriormente mencionados – no utilizaran violencia (aunque no sea física, que también) y amenazas ¿Qué sentido tendría que a día de hoy siguiera habiendo miedo en la población vasca, navarra y catalana?
Hoy cientos de miles de vascos, navarros y catalanes siguen teniendo miedo a dar públicamente su opinión. Y más les vale seguir teniendo miedo. Eso les salva. Los independentistas siguen siendo violentos. Y mucho. Ya no asesinan, no les hace falta, pero siguen ejerciendo una gran violencia.
2º – Los que no vivimos en las comunidades que están dominadas por el separatismo, no solo tenemos derecho sino que tenemos obligación de hablar en defensa de los que están oprimidos y del conjunto de España. Por favor, no volváis a intentar callarnos.
Para terminar dos ideas que me parecen fundamentales para poder defender la democracia, no vaya alguien a tacharme de políticamente correcto:
1º Los votos no legitiman ni a las ideas ni a las personas. No olvidemos que en 1933 Adolf Hitler logró 12.777.180 votos (un 47,2% de los votos válidos).
2º En ocasiones la defensa de una nación – su territorio, su legislación y sobre todo su población – requiere el uso de la fuerza. En esos casos no ejercer la fuerza solo se puede entender como cobardía o colaboracionismo.
“No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”. Matin Luther King.