Estamos en plena semana del orgullo gay. El próximo sábado será la ya famosa “cabalgata”, en inglés “parade” y reconozco que desde hace años cuando llega esta fecha no puedo evitar sentir una profunda envidia y ansias de réplica.
Me encantaría que existiera un movimiento similar, con la misma repercusión social y mediática que pusiera en primera plana y que abriera los noticieros de las televisiones con las personas con discapacidad.
Antes de que los retroprogres se lancen a desenterrar el hacha de guerra y a pedir mi cabeza, voy a aclarar los términos de la comparación.
Sé que habrá quien se escandalice porque estoy equiparando a personas con una determinada orientación sexual – homosexuales, gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, y otras formas que se me escapan – con personas con una alteración de salud, ya sean genéticas o por otras causas.
Lo único que pretendo equiparar es a un grupo de personas – aquellas con discapacidad (física, intelectual y/o sensorial) – a otro grupo de personas – personas que NO se consideran heterosexuales.
De hecho son dos conjuntos no excluyentes. Estoy seguro de que habrá personas con discapacidad que no son heterosexuales, así que pertenecen a los dos grupos.
Son dos grupos de personas que tienen una característica en común. Ambos grupos de personas – homosexuales, bisexuales, gays, lesbianas, transexuales y otras formas de sexualidad que escapan a mi conocimiento e imaginación – y las personas con discapacidad han sido históricamente perseguidos, culpados, vejados, maltratados, escondidos, mancillados y ridiculizados. Aún hoy lo son.
Las conductas homosexuales siguen estando prohibidas en un gran número de países (musulmanes y comunistas) y las personas que las ejercen siguen siendo perseguidos e incluso ajusticiados. Las personas con discapacidad siguen siendo perseguidos y ajusticiados también en un gran número de países del mundo (primer, segundo y tercer mundo, todo el mundo).
Para que se me entienda claramente. En mi humilde comprensión no existe ninguna diferencia entre el brutal asesinato cometido el pasado 12 de junio de 2016 por Omar Mateen a 49 personas bajo la justificación de que eran gays y/o lesbianas y el aborto cometido a un ser humano bajo la justificación de que tiene algún tipo de discapacidad. Además en ambos casos cada asesinato provoca un mínimo de dos víctimas: el muerto y la madre. En el primer caso sin embargo el ejecutor es simplemente un mal nacido y en el segundo es también un mal nacido pero cuenta con una licenciatura obtenida supuestamente para mejorar la salud, pero que la ha asumido como una licencia para matar.
No sé de dónde salió la expresión “salir del armario”, que tan claramente entendemos referidas a personas no heterosexuales, pero creo que se podría aplicar a miles de casos con personas con discapacidad que durante siglos y aún en este, han sido encerrados cuando no en un armario en una habitación, alejados de cualquier contacto social y de las miradas de cualquier miembro de la sociedad que no fuera sus padres y así evitar el escándalo y la vergüenza que provocaría en sus familias.
Me encantaría que de una vez por todas se permitiera, se facilitara, se subvencionara (con idénticas cantidades) y se reconociera la importancia que las personas con discapacidad tienen en y para nuestra sociedad.
Según la última estadística ofrecida por el Instituto Nacional de Estadística (I.N.E.) que data de 2008 en España había 3.847.900 personas con discapacidad, es decir, un 8,33% de la población española ese año. Es imposible saber la estadística de personas no heterosexuales, ya que según quién haga el estudio los datos son más o menos abultados y más o menos fiables, así que no haré comparaciones. Solo dejo el dato.
Como decía al principio siento envidia del “día del orgullo gay, etc.” y me encantaría que la COCEMFE (Confederación de personas con discapacidad física y orgánica) la FEAPS (Federación española de organizaciones a favor de las personas con discapacidad) y otras asociaciones, federaciones y confederaciones que trabajan y defienden los derechos con todo tipo de personas con discapacidad se unieran para organizar una jornada similar, y que se organizara una grandísima cabalgata de personas con discapacidad, con música, globos y todo tipo de muestras de orgullo por ser PERSONAS. Naturalmente en dicha cabalgata no tendría que haber disfraces. No hay nada que disfrazar. En realidad estoy convencido de que los disfraces – aunque sean simples exageraciones de la condición que pretendo representar – son una muestra histriónica de ocultamiento, y más que mostrar orgullo en realidad disfrazan algún tipo de complejo o vergüenza.
Me encantaría que mi ayuntamiento y los miles de ayuntamientos de España colgaran banderas que representen a las personas con discapacidad, tal y como hay hoy una bandera multicolor colgada en la plaza de Cibeles. Me encantaría que los políticos defendieran con la misma contundencia la dignidad y los derechos de las personas con discapacidad – nacidas o que todavía viven en el vientre de sus madres. Me encantaría que hubiera tantas personas con discapacidad representadas en las series de televisión y presentando programas como las que hay hoy en televisión que son homosexuales, lesbianas, etc.
Me encantaría que se extendiera el término discapacifóbico para referirse a todas aquellas personas que al ver a una persona con discapacidad piensan “más le valdría a su madre haber abortado”. Para aquellos que piensan que por no tener un código genético “estándar” está justificado acabar con la vida de un ser humano en el vientre de su madre. Para todos aquellos que nunca contratarían a una persona con algún tipo de discapacidad, o los que prefieren no trabajar con uno de ellos. También considero discapacifóbicos a aquellos que no permiten la integración de personas con discapacidad en los colegios, en sus colegios.
Me gustaría que las personas con discapacidad tuvieran los derechos y el reconocimiento que han logrado otros colectivos. Me encantaría que sintiéramos alegría al ver a una persona con discapacidad, ya que hay una forma más de ser humano que no es la estándar, la gris, la vulgar, la que es cualquiera.
Yo celebro el día del orgullo de las personas con discapacidad. Y no lo celebro un día al año, lo celebro cada día. Gracias por iluminar el mundo.
Buenos dias, como siempre mi respeto y admiracion por tan acertado punto de vista.
Seria fabuloso ver el mismo movimiento en las calles , pero con las personas con discapacidad y sus familiares, y como dice usted, de una manera mas real, alegre y sin disfraces.
¡Qué gran verdad! Me has emocionado. Gracias Nacho. ojalá más gente pensara como tú.
Es correcto!! políticos, medios, artistas, se unen a esta marcha, es una pena que no lo hagan por las personas con alguna discapacidad! lamentable…
Muy buen artículo Nacho. Me uno a la marcha a favor de los discapacitados. De aquellos que no tienen voz y de los que la tienen y unámonos para defender su derecho a la vida y a la felicidad! Y sobre todo me uno a aquellos que tenemos o hemos tenido la dicha de vivir con un discapacitado, como nominan a los downs. Ante los que solo ven la cáscara de la vida y de las personas y se pierden la grandeza que tienen dentro, Viva la vida y la vida junto a un discapacitado!
Totalmente de acuerdo.
Leer tu post es como haber leído mi mente. Gracias