La escolarización en casa está prohibida en España. Todos los niños deben asistir al colegio entre los 6 (Si, ha leído bien: entre los seis – ¡NO ANTES!) y los 16 años.
Sin embargo la enseñanza no es obligatoria. La educación o el aprendizaje, tampoco.
Lo único obligatorio es que asistan a un centro escolar homologado. Que allí se les enseñe, que ellos aprendan, o que sus padres les eduquen, eso, sería imposible imponerlo por ley.
En cualquier caso. La mayoría de las personas que componen esta sociedad asumen como sinónimo “escolarización” y “enseñanza”. Error. Y también consideran sinónimo “enseñanza” y “educación”. Error aún más grave.
Por el bien de la argumentación me voy a sumar, sin que sirva de precedente y solo por un momento, al error de equiparar “escolarización” y “enseñanza”.
Desde esta perspectiva resulta paradójico prohibir la escolarización (enseñanza) en casa. Es lo que en realidad está ocurriendo en al menos (por lo bajito, por lo muy bajito), en el 20% de los casos.
Al menos el 20% de los niños en España aprenden los conceptos académicos fundamentales en sus casas.
Llego ayer a mi casa: en un cuarto está mi hija de 2º de la E.S.O. con mi cuñado que está explicándole matemáticas. En otro está mi hija de 4º de primaria con su profesora particular, explicándole matemáticas, lengua, cono, e inglés. En el cuarto que queda libre está mi sobrina de 2º de primaria con mi mujer, quien le está enseñando sumas, restas, multiplicaciones y desarrollando su lectura.
¿Por qué está mi sobrina en casa?, Porque en la suya su madre se ocupa de enseñar, repasar, tomar la lección, ayudar a hacer esquemas y comprobar los deberes de los tres mayores y, sencillamente, ya no da para más. Aunque el mayor tiene, también, profesora particular.
Si mis hijos y mis sobrinos – y por supuesto mis pacientes – no tuvieran este tipo de apoyo en casa engrosarían inevitablemente las cifras de fracaso y abandono escolar de España.
Llevo años diciendo que las madres – con la colaboración excepcional de algún padre – las madres mantienen el nivel académico de este país.
Si consiguiéramos que un día las madres se pusieran de acuerdo e hicieran huelga el batacazo que se iba a meter el sistema escolar español tendría consecuencias durante semanas. Si las madres pudieran hacer huelga una semana – solo una semana – el sistema escolar se venía abajo (¡Tengo que reconocer que solo de escribirlo mi corazón late con más esperanza!).
¿Quiero con ello decir que los profesores no hacen (sirven para) nada?. Ni muchísimo menos. Si alguien pretende llegar a esa conclusión, o tiene una comprensión lectora muy pobre, o se cree más listo de lo que realmente es, o tiene muy mala uva.
Los profesores establecen el nivel de enseñanza de un país mediante su abnegada e increíblemente difícil labor que fructifica entre el 60 y el 70% de la población. Con el resto (como mínimo, con 30 – 40% de los escolares), la labor del profesor necesita el apoyo de las madres porque si no su trabajo quedaría reducido a un esfuerzo y una entrega baldía.
Si no fuera por la labor de miles de madres y algunos cientos de padres los resultados que España obtiene el los tristemente famosos informes P.I.S.A. serían todavía mucho más devastadores.
De hecho, si analizamos el fracaso y abandono escolar encontraremos miles de alumnos con dificultades de aprendizaje cuyas madres no pueden ayudarles por carecer del nivel cultural suficiente para reforzar su aprendizaje en casa y por faltarles el nivel económico para proveerles del apoyo necesario a través de profesores particulares.
Aun así, en cualquier sala de profesores de cualquier colegio de España, público, concertado o privado, al hablar de un alumno con dificultades sigue resonando de manera sistemática la manida frase: “El problema de este niño son sus padres.” Y la idea se refuerza con el recurso de la repetición: “Son sus padres”.
Es un análisis puerilmente insuficiente de una situación grave en lo personal y en lo colectivo. El problema de su alumno, querido profesor o jefe de estudios, es el siguiente:
- Tiene un sistema nervioso inmaduro.
- Es víctima de un sistema de formación del profesorado absolutamente insuficiente.
- Sufre un sistema de evaluación del alumnado obsoleto.
- La didáctica utilizada con él está demostrando su ineficacia, pero dado que funciona “con la mayor parte de los demás alumnos” adaptarlo, eso que dicen “educación personalizada”, se plantea como imposible.
- Vive inmerso en un sistema escolar diseñado para el procesamiento con el hemisferio izquierdo y que ignora la labor del hemisferio derecho.
- Sus padres, por nivel cultural, por nivel económico (ojo, por exceso o por defecto) o por estar centrados en su vida laboral – ¿acaso no está escolarizado en un colegio bilingüe este chico para llegar lo más lejos en su vida laboral? no le están atendiendo como necesita – pero seguro que lo harían si pudieran / supieran cómo hacerlo.
- Está creciendo en una sociedad donde la omnipresencia de medios audiovisuales – TV, tablet, ordenador, smart phone, etc. está mermando a velocidad de vértigo la capacidad de mantener la atención, la capacidad de analizar datos y extraer conclusiones por parte de los alumnos – aunque este hecho contrastado queda soterrado bajo el epígrafe de: “déficit de atención = el problema es del niño”.
Lamento dejarme el resto de causas en el tintero, pero resulta que si quiero que alguien lea este artículo completo no debe exceder las 1000 palabras, ya que la mayoría de los adultos hoy en día no somos capaces de leer un texto si le tenemos que dedicar más de tres minutos de nuestro tiempo, por lo que prefiero ser escueto.
Así que sirva este pequeño artículo para mostrar mi agradecimiento a Mónica, a Gemma, y a las miles de madres y cientos de padres que con su abnegada, silenciosa, gratuita y frecuentemente vilipendiada labor no solo están logrando que sus hijos se mantengan en el sistema escolar (que es lamentable pero que al parecer resulta imposible cambiar), sino que están logrando que ese mismo sistema no se derrumbe. A todas vosotras, GRACIAS.
Lamento haber excedido de las 1020 palabras.
Para los que tengan capacidad de leer un poquito más:
Querida mamá, si lleva a sus hijos a un colegio donde “el sello” es la famosa “excelencia académica” ya sabe lo que le toca cada tarde. Si sus hijos acaban la etapa escolar gracias a su abnegado apoyo no espere que el colegio le entregue la medalla que a usted le corresponde, se la colgarán ellos. Si por el contrario, a pesar de su ayuda, su hijo no consigue mantenerse en el sistema, ya sabe dónde está el problema: su hijo no está a la altura, el colegio es excelente, su hijo NO.
Hola Nacho, soy Silvia, la madre de Claudia McCullagh. Seguro que la recuerdas con tu super memoria!!! Te sigo siempre en tu Blog pero no lo logro que mis comentarios salgan …me estoy volviendo inútil o será que soy una de esas madres que comentas que dedica sus tardes a sumar y multiplicar con los niños y no me queda energía para pensar!!! Me ha encantado tu artículo. Qué razón tienes. Y que sentimiento de impotencia el no poder hacer nada más al respecto. ¡Sigue contándonos tus historias que me encantan! Un abrazo, Silvia
hay un montón de movimientos que se están moviendo ya en red para conseguir cambiar muchas cosas relacionadas con la educación y demás! me ha gustado mucho tu post!
Hola, hace creo ya un buen tiempo que estoy siguiendo este blog y me encanta. Comoeste post, que remueve todas mis preocupaciones acerca del sistema educativo que les tocara a mishijos, de momento en pre-escolar. Que pode os hacer para que esto no sea asi?
Hay algo que pudiesemos hacer?
Hola Nacho, me ha gustado volver a tener noticias tuyas. Saber que aunque lejos sigues compartiendo tus acertadas reflexiones. El sistema educativo que tenemos hace aguas por todas partes. Muchos niños y muchas de sus madres y padres dedican demasiado tiempo y esfuerzos para mantenerse dentro de lo » establecido», que no tiene en cuenta las características individuales de cada niño.
Gracias por poner tu granito de arena haciéndonos reflexionar sobre ello.
Magnífico artículo, y qué razón tiene. Es la triste realidad de la educación actual en España. Más vale que hagamos algo para cambiarla ya o acabaremos pagándolo muy caro.