Excelencia docente

Esta semana comienzan las clases en una gran cantidad de colegios de España y muchos padres resolverán la duda que desde hace meses les atenaza, ¿quién será el profesor de mi hijo?. Aproximadamente desde el mes de mayo hasta principios de septiembre de cada año, la frase que más oigo en la consulta es “a ver si tenemos suerte el año que viene con el profesor”.

¡A ver si tenemos suerte!

La calidad de la persona que va a estar a cargo del desarrollo intelectual y si fuera un buen profesor del desarrollo personal de nuestro hijo parece que es “cuestión de suerte”.

Lo oigo con suficiente frecuencia como para saber que no es una frase hecha. Y lo dicen con suficiente emoción en su voz como para evidenciar que saben que de esa “suerte” depende una gran parte del éxito de su hijo.

No hace falta ser ningún experto para saber que la calidad del profesor es determinante en el éxito de los niños, particularmente cuanto más pequeños son y/o cuantas más dificultades tienen.

Pensar que la calidad del profesor de nuestros hijos depende de la suerte, equivale a pensar que nuestro salario fuera también cuestión del azar. Se imaginan que a final de cada curso pensaran: “a ver si tengo suerte el año que viene con mi sueldo, porque hay uno que dicen que es excelente, luego hay dos que no he oído nada, ni bueno ni malo, pero hay un sueldo del que todo el mundo se queja, dicen que es terrible”.

¿Le parecería correcto que su sueldo dependiera de “la suerte”? Sin embargo aceptamos como inevitable que la calidad del profesorado sea cuestión de suerte.

Pues NO es aceptable.

El profesor tiene el deber de ser excelente. No puede ser menos que eso.

Y el alumno tiene el derecho a que su profesor sea excelente.

Ya sé que el sueldo de profesor es cualquier cosa menos excelente. Lo sé y lo sufro. Mi mujer es profesora. Mal sueldo. Es profesora en un colegio privado– el peor de los sueldos de los docentes. Es profesora en educación infantil – ¡ah, todavía peor!. Cuando mi sobrina comenzó a sus 23 años su labor como profesora de educación infantil en un colegio concertado su sueldo era mayor que el de mi mujer, que llevaba 18 años dando clase. (¿Conocen más profesiones donde el sector privado pague menos que el sector público/concertado?.)

Sin duda mi mujer ha sido la que más claramente me ha enseñado que ser un magnífico profesor, que lucha hasta la extenuación por todos y cada uno de los alumnos, particularmente por los que más dificultades tienen no depende en absoluto del sueldo.

Si alguien aspira a tener un buen sueldo, acorde con la responsabilidad que asume, no debe dedicarse a la docencia.

Y también sé que es fácil encontrar alumnos que no son excelentes. ¿Quiere alumnos “excelentes”? Hágase profesor de segundo de bachillerato en un colegio privado cuyo lema, objetivo y marca sea “la excelencia académica”. Ya se habrá encargado el colegio de dirigir a todos los alumnos “difíciles” hacia otros centros “con más recursos” (léase voluntad).

Si aspira a trabajar con materia prima que no sea un reto constante no debe dedicarse a la docencia.

Y por supuesto que es fácil encontrar padres que no son excelentes. ¿Cuántos alumnos tiene? ¿Entre 20 y 35?. Con esos números calculo que en tres años de docencia ha tenido oportunidad para cruzarse con una buena representación de lo que es la sociedad actual. Habrá conocido padres abnegados y concienciados; padres más centrados en su trabajo que en sus hijos; padres con alto y bajo nivel cultural; algún padre con cáncer; varios padres separados; y padres cuyas formas dejan mucho que desear. Lo mismo que se encuentra el abogado en tres meses de trabajo, el taxista en tres días, el dependiente de la tienda en tres tardes y el pediatra de la seguridad social en tres horas.

Si no quiere encontrarse con los que formamos esta sociedad no debe dedicarse a la docencia.

Pero si se dedica a la docencia, ya sabe que de su actuación depende una gran parte del éxito de sus alumnos. O de su fracaso. Y repito, cuanto más pequeños y/o más dificultades tengan más van a depender de su profesionalidad.

Esta semana comienza el curso para un gran número de niños. Le ruego, señor profesor, que haga el firme propósito de ser el mejor profesor posible para todos y cada uno de sus alumnos. De los buenos, y de los malos. De los fáciles y de los difíciles. De los que tienen padres abnegados y de los que tienen padres insoportables. De todos.

Quizás al final del curso algunos padres le digan “qué suerte haberle tenido a usted como profesor”. Entonces usted podrá explicarles: “no es suerte, es profesionalidad”.

Y por favor, señor director, la próxima vez que hable de la “excelencia académica” de su colegio asegúrese de que no queda ni el más mínimo resquicio de duda respecto a la excelencia docente de sus profesores. De todos sus profesores. Desde primero de infantil hasta 2º de bachillerato. De los más novatos a «las viejas glorias».De los que dan las asignaturas “importantes” y los que dan las asignaturas “apasionantes”. Y no confunda «excelencia docente» con «profesor bilingüe», que para ser un magnífico profesor (en España y en hispano américa) basta con hablar en español. Si la excelencia docente no es la marca y seña de su centro la «excelencia académica» es una mera quimera o una simple frase más del marketing que hoy inunda la enseñanza. Si no está convencido de que TODOS sus profesores son excelentes docentes, mejor que hable entonces de las magníficas instalaciones que posee.

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6 respuestas a Excelencia docente

  1. Fabiola dijo:

    Nacho, muchas gracias por volver! Aprecio sinceramente tu trabajo y tus reflexiones me dan siempre ideas para mejorar como madre y como mujer.

  2. Elena dijo:

    Gracias Nacho, por tu magnífica reflexión. Estoy absolutamente de acuerdo contigo, yo también oigo demasiado a menudo el: espero que tengamos suerte, este año con el profesor» y muchas veces la resignada frase: » este año tiene un profesor dificil». Y también » este año le toca un buen profesor» dicho con gran alivio.
    Creo que todos los niños se merecen el mejor de los profesores.
    Me alegra que hayas vuelto a compartir tus inquietudes y sabiduría con nosotros.
    Un abrazo

  3. María E. dijo:

    Ciertamente el desempeño de mi profesión no es cuestión de suerte, como tampoco es cuestión de suerte ser un buen padre o madre.
    Como docentes tenemos la responsabilidad de formar y colaborar en la educación de los hijos pero los padres son los primeros y principales educadores. Ambos debemos trabajar por la excelencia.
    Si los padres hablan de «suerte» flaco favor nos hacen. Nosotros evitamos etiquetar a sus hijos, no nos etiqueten a nosotros antes de conocernos dejándose llevar por lo que opinan otros padres.
    Los alumnos, a lo largo del día, pasan más horas con los profesores que con los padres. Mientras que en el colegio pasan unas 8 horas diarias (si no hay extra escolares) con los padres pasan unas 3 horas como mucho, el resto son horas de sueño. Nuestro desempeño está en conocer, querer, educar y formar a vuestros hijos.
    La profesión de docente hay que apoyarla y tratar de evitar la tendencia a poner en duda nuestra labor.

  4. miriam dijo:

    Gracias Nacho por dejarnos de nuevo tus reflexiones. Este comentario lo dejo unos días después de haber comenzado el colegio por un motivo: todas las mamás de la clase de mi hija mayor (tercero de infantil) no paraban de comentar «lo mala profesora que es la que nos toca este año», por supuesto he oído comentarios de diversas mamis de otros años (casi todos malos, sea dicho de paso), sin embargo, mi respuesta siempre ha sido «vamos a dar tiempo y ver realmente como es».
    Pues ya han pasado unos días y mi hija (que aún tiene cuatro años y por motivos de trabajo ha ido a dos guarderías diferentes y dos colegios distintos, siendo este su segundo año en el mismo) el primer día iba súper contenta y ayer ya salió diciendo que no quería ir más a ese cole: salió temblando y se había hecho pipí dos veces encima (cuando jamás le ha sucedido!!).
    Pos supuesto, he pedido cita con la profesora, porque quiero escucharla y entender que ocurrió. Pero no puedo dejar de pensar en todos los comentarios oídos y las múltiples denuncias a la inspección que ha tenido sin consecuencias (se trata de un colegio religioso concertado).
    ¿Qué hacer ante esto?

    • Hola Miriam,

      Lamento muchísimo lo que está pasando por tu hija. Siempre he dicho que a lo largo de los 15 años de escolarización (10 obligatorios, más los 2 de bachillerato a lo que creo que aspiramos todos los padres más los tres de infantil que nos hemos autoimpuesto en España), perdon por la digresión, siempre he dicho que un año te va a tocar un profesor con el que no encajas, pero lo peor que puede ocurrir es que te toque antes de 3º de primaria, no digamos ya si te toca en infantil.
      Lo primero de todo es hacer lo que tu ya has adelantado: hablar con la profesora. Lo segundo: hablar con dirección. Lo tercero, si no se haya solución: ir a inspección – aunque, como tu dices, suele quedar sin consecuencias. En mi experiencia – algún día escribiré sobre ello, los funcionarios de las consejerías de educación son tan pocos que su trabajo es poco eficaz y, con el tiempo, terminan por adaptarse a su situación, haciendo de su trabajo una MAYÚSCULA inutilidad que en realidad solo sirve para mantener un sistema nefasto y para interferir con cualquier posibilidad educativa y de desarrollo de los niños.
      Mi queridísimo maestro, el Dr. John Unruh siempre dice: «Más vale no ir al colegio, que ir a un mal colegio». Lo dice en un país donde la escolarización en casa es una realidad vibrante, y por tanto hay opciones (otro gallo nos cantaría en España si tuviéramos opciones). No conozco vuestra situación familiar, pero recuerda que la etapa en la que está tu hija (Educación Infantil) es una etapa NO OBLIGATORIA. Eso debería determinar los objetivos y métodos de estos años, pero desgraciadamente se suelen conformar con imitar los objetivos y métodos de primaria. Mucho ánimo. No te conformes y sobre todo, no permitas que tu hija crea que el colegio es un mal lugar donde se pasa mal. El colegio debe y puede ser el lugar donde crecer, y deben y puede hacerlo de manera que sea un lugar alegre. Ánimo. Mucho ánimo.

      • miriam dijo:

        Muchas gracias por tus palabras, tengo en cuenta lo de que no es obligatoria, pero sobre todo el hecho de que ir al colegio no es sólo para aprender a leer y escribir, sino también para conocer a gente maravillosa y otra no tanto y donde, con suerte, puedes acabar adorando el aprender (no tanto el estudiar). Un saludo y gracias de nuevo

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