Actividades extra escolares

Con el comienzo del curso, además de los libros, cuadernos, bolígrafos, zapatos y, en algunos casos uniformes, comienza también la compra de otros «bienes» para nuestros hijos: las famosas actividades extra escolares. ¡Cualquiera diría que son obligatorias!, Parece que no hay niño que se precie que no está apuntada a una, o dos … o bastantes más.

La agenda de los niños, que la mayoría tienen bastante completa por culpa del extensivo horario escolar (en lugar de ser un horario intensivo de 8:30 a 14:00, como en la mayor parte del resto de Europa), se ve aumentada por más actividades, de tal forma que si nos descuidamos podemos tener a un niño saliendo por la puerta de su casa antes de las 9 de la mañana y regresando nunca antes de las 7 de la tarde, en muchos casos con los deberes y el estudio todavía pendiente.

Y no es que las actividades extra escolares sean nocivas, pero sin duda hay que programarlas con mucha atención y más cabeza de lo que en muchos casos ocurre.

Creo que es importante dividir las actividades por tipos. Hablaremos de las actividades académicas, las actividades deportivas y por último las artísticas.

Entre las primeras, las actividades académicas, el inglés se lleva claramente la palma. Hoy en día damos tanta importancia al inglés que hemos llegado al absurdo de que consideremos que si una alumno aprueba todo bachillerato, incluso con buenas notas, pero no aprueba el inglés, no le consideramos apto para ingresar en la universidad española. Desde mi punto de vista, creo que hemos errado un poco el tiro dando tanta importancia al inglés. Hemos generado la idea de que si no sabes inglés te será muy difícil, por no decir imposible encontrar trabajo (de esos que llaman dignos), y la experiencia está demostrando que ya puedes tener inglés, chino mandarín, una carrera y un master, que hoy por hoy, pintan bastos. Seamos honestos, saber inglés no es antídoto contra el paro.

Pero al margen de «bajar los humos» al inglés, sin duda es bueno que los niños (y los adultos) dominen cuantos más idiomas mejor. Ahora bien, es importante dejar claro cuál es nuestro objetivo: ¿queremos que el niño apruebe inglés en el cole o que aprenda inglés?, porque no es ni mucho menos lo mismo.

Lo que la mayor parte de los colegios enseñan, y por tanto lo que requieren para que los niños aprueben, es que sepan gramática inglesa, no que sepan inglés. Lo digo sin acritud, pero ¿han intentado mantener una conversación en inglés con algún joven que saque notables o sobresalientes en «idioma moderno» – como aparecía en mi boletín de notas?. Los pobres saben mucho de past simple, y de phrasal adverbs, sin duda muchísimo más que yo, que no tengo ni idea de gramática (lamento decir que ni inglesa ni española), pero tengo el privilegio de ser bilingüe. Y por ahondar en el argumento, se suficiente italiano como para manejarme sin dificultades por aquellas tierras tan maravillosas (¡qué tiempos aquellos en los que llegué a dar conferencias!), pero nunca, NUNCA, fui a una clase de gramática italiana (ni de idioma tampoco).

Insisto: la mayoría de los colegios, enseñan gramática NO un idioma, y este hecho debe tenerlo muy en cuenta al apuntar a sus hijos «a inglés». Busque la academia, o el método que se ajuste a lo que usted desea, no se lleve a engaño – por cierto, TODOS le dirán que enseñan el idioma, aunque usted no sepa nada de inglés, pida que le enseñen los materiales, si ve «ejercicios» de gramática, ya sabrá a qué atenerse.

Dentro de estas actividades extra escolares académicas está ganando terreno las matemáticas. He sido profesor del método Kumon durante más de 10 años, por lo que he sido usuario, beneficiario y partícipe de las matemáticas como actividad extra escolar. Creo que el método Kumon en particular y otros sistemas de enseñanza de las matemáticas que están apareciendo en general, son enormemente útiles para el fin para el que han sido diseñados, y SECUNDARIAMENTE logran, en algunos casos, otros objetivos. Apunte a su hijo en alguna de estas actividades si usted quiere que su hijo tenga mejores habilidades matemáticas, pero NO lo haga para obtener objetivos secundarios, como mayor capacidad de concentración, mayor habilidad para organizar el trabajo, etc. Hay otras formas más directas para lograr esos objetivos.

Por cierto. Creo que los directores de colegios se deben plantear porqué hay tanta oferta extra escolar de asignaturas escolares. Quizás sea una buena llamada de atención a cómo se están enseñando dichas asignaturas en sus aulas.

En segundo lugar, están las actividades deportivas, entre las que el fútbol – particularmente entre los chicos – es el rey. La práctica de cualquier deporte es, en principio, enormemente beneficiosa, particularmente en esta sociedad tan sedentaria que sufrimos y más los niños, que pasan al menos seis horas sentados en el aula (salvo el día que tienen gimnasia), más las horas que están haciendo deberes (sí, digo horas), más las horas que pasan frente a la TV., el ordenador, la wii, etc. Es por tanto muy beneficioso, casi me atrevería a decir que necesario, que los niños (y los no niños) practiquen algún deporte. No sólo por la movilidad, sino por las muchos beneficios asociados: trabajo en equipo, disciplina, afrontamiento del fracaso (cuando pierden), compañerismo, etc. todo esto, siempre y cuando, claro está, los padres (y el entrenador) lo fomenten y lo respeten. He estado bastantes horas viendo partidos de fútbol de niños de 8 a 12 años y les aseguro que las barbaridades que he oído a los padres y a los entrenadores gritar a los árbitros, a los contrincantes y a sus propios hijos / jugadores, superan con mucho las que he oído en los campos de fútbol profesional y en ocasiones creo que vulneran el código civil.

Si apuntamos a un niño a una actividad deportiva cualquiera – ¡incluso el fútbol! – debe tener como objetivo ayudarle a crecer como persona y facilitarle una forma de diversión sana (salvo por las lesiones). Las actitudes de muchos padres (y no pocos entrenadores) en los partidos de fútbol de sus hijos (y en baloncesto, balonmano y otros deportes también, aunque en menor medida) son completamente contrarias al desarrollo adecuado de la personalidad y lejos de fomentar la diversión fomentan la agresividad y la frustración. ¡Mucho ojo!.

Por último están las actividades artísticas – pintura, teatro, baile, etc. -. Si tenemos en cuenta el currículum académico debemos decir que estas actividades no sólo son beneficiosas para los niños sino necesarias. En el colegio apenas desarrollan un 10% de asignaturas para el hemisferio cerebral derecho, las consideradas marías – música, artística -, mientras que el gran grueso de la carga lectiva es exclusiva del hemisferio izquierdo. Estamos por tanto desarrollando niños muy descompensados neurológicamente (y muchos, siendo brillantes intelectualmente, sufren fracaso escolar por esta descompensación). Las actividades extra escolares pueden ayudar a romper esta situación tan desventajosa para muchos niños y ayudar a los padres a que sus hijos crezcan como personas más completas.

No quiero terminar sin mencionar algunos criterios que considero importantes a la hora de elegir cuántas y cuáles actividades extra escolares debemos incluir en la agenda de nuestros hijos.

El primer criterio debe ser el horario: ¿cuándo lo van a hacer? ¿qué otras cosas estaría haciendo si no le apunto a esa actividad? ¿sigue teniendo tiempo para jugar – absolutamente imprescindible en su desarrollo?

El segundo criterio debe ser ¿por qué esta actividad y no otra? ¿Es la que a él le gustaría, o le apunto a piano porque yo siempre quise tocar y nunca pude? ¡ojo, porque este motivo subyace en más ocasiones de las que nos podemos pensar!.

En tercer lugar, y no por ello el menos importante: ¿habría alguna forma de apuntarle en alguna actividad extra escolar en la que participemos todos, padres e hijos? ¿no me estará quitando tiempo de estar con él? – Ya sé que una de las causas fundamentales para apuntar a los niños a estas actividades es tenerles ocupados mientras los padres llegan del trabajo, pero aunque esto sea frecuente – (normal, en términos estadísticos) – no podemos admitirlo como adecuado. Los niños necesitan más tiempo, mucho más tiempo con sus padres – y viceversa -, esa debe ser la gran actividad extra escolar.

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