Con frecuencia los niños pasan más horas en el colegio con sus profesores que en casa con sus padres. Hay padres incluso que no llegan a ver a su hijo en todo el día. No me refiero a los padres que viven separados, sino a aquellos que viviendo toda la familia bajo el mismo techo salen tan temprano de casa y regresan tan tarde que salvo los fines de semana sólo ven a sus hijos dormidos, o quizás algunos minutos antes de acostarse. Es una situación difícil.
Pero incluso en aquellas familias que bien el padre o bien la madre, e idóneamente los dos, pueden estar por la tarde en casa con sus hijos, no debemos perder de vista que la vida, las experiencias, las respuestas que sus hijos van a tener en el colegio pueden ser muy distintas a cómo actúan habitualmente cuando están en familia. Todos adaptamos la conducta a las diferentes circunstancias en las que nos desenvolvemos. Por este motivo resulta de gran importancia, que los padres se marquen como prioridad tener una buena, fluida y frecuente comunicación con el colegio, muy concretamente con el profesor.
Desde el punto de vista del colegio deben tener también en cuenta que su tarea, enseñar, abarca y afecta a toda la persona y que para poder realizar su labor lo mejor posible – lo más personalizadamente posible – necesitan conocer a sus alumnos lo mejor posible, sin limitarse estrictamente a sus habilidades académicos, y para ello los padres pueden y deben ser sus mejores aliados.
Desgraciadamente muchos padres y también muchos profesores se consideran suficientemente capacitados como para poder realizar su labor “sin interferencias”, o quizás no lleguen a apreciar la importancia que para el niño va a tener que ambas partes implicadas en su desarrollo tengan un alto conocimiento de él, y no sólo por el tiempo que pasan con ellos.
Con frecuencia tanto los padres como los profesores cumplen el refrán de que “se acuerdan de Santa Bárbara cuando llueve”, y sólo buscan establecer una tutoría cuando surge algún problema. Pero intentar solucionar un problema o aportar ideas es mucho más fácil cuando hablamos con alguien a quién ya conocemos. Además si esperamos a que surja un problema para establecer el contacto, es obvio que nuestra primera reunión será en un ambiente de tensión, al menos en una de las dos partes, y quizás incluso se perciba que “la culpa es del otro (bien los padres o bien el profesor)”, y en ese caso el encuentro es seguro que no va a ser fluido.
Por todo ello debemos recomendar encarecidamente que, aunque no sea el protocolo habitual del colegio al que van sus hijos, haga lo posible por tener una tutoría por trimestre, y ello siempre y cuando todo vaya bien. En la tutoría podrá conocer aspectos de su hijo que de otra forma le sería imposible adivinar y poner en conocimiento del profesor datos que puedan ayudarle en su labor. Si esta pauta le parece excesiva, o bien no le resulta fácil mantenerla, en la etapa de la tecnología en la que estamos inmersos no existen excusas para no mantener una comunicación fluida a través de e-mails.
Por otro lado queremos resaltar la importancia de que los padres asistan a las reuniones propuestas por el colegio, tanto reuniones de clase, tan habituales al principio de curso, como a las diferentes ofertas que puedan realizar como charlas, conferencias o escuelas de padres. Resulta descorazonador cuando vemos colegios que hacen un gran esfuerzo por facilitar a los padres una formación en esta difícil tarea que es educar y vemos que la respuesta es mínima y siempre por parte de los mismos padres. Como solemos decir los que participamos habitualmente en charlas en colegios, “a las escuelas de padres vienen los padres que no necesitan escuela”.
Hola, soy madre de cinco hijos, que se encuentran entre los dieciocho y los nueve años. Cada vez que uno de ellos entra en el instituto, a los 11 o 12 años, me llevo el mismo sofocón; Ayer ocurrió con mi hija de doce años que llegó a casa diciendo que la profe de atención educativa le había puesto una película con escenas x y se había sentido incomoda. Ya hace años intentamos hablar con el profesorado, les pedimos que nos avisaran de las películas que les iban a poner a nuestros hijos, todo inútil. La única comunicación entre padres y colegio es que seamos dóciles a sus dictados y nos sometamos a sus normas, lo que pensemos o deseemos para nuestros hijos les da igual. Por eso me gustaría que me contestará diciendo que se puede hacer en casos como este, ¿Se puede apelar al defensor del menor, a inspección educativa, o no hay solución? ¿ como consigo que no expongan a mi niña gratuitamente al sexo? ¿ HAY SENTIDO EN LOS PROFESORES?
Gracias de antemano:
María Fuertes
Hola María,
Muchísimas gracias por seguir el blog y por tu comentario, que me ha llegado hasta la médula. Creo, al menos quiero creer, que tu caso es excepcional. Conozco muchos colegios y muchos profesores, y lo que tu has contado a mi me resulta inaudito y gravísimo. Para contestar a tu pregunta yo no dudaría en acudir al defensor del menor Y a la inspección educativa. Creo que es la única forma de poner coto a una conducta que es absolutamente reprobable. Te animo a hacerlo. La inmensa mayoría de los profesores tienen un gran sentido (no hablo de sentido común, ya que en estos días no hay nada «común», ni siquiera España es ya común para los españoles) pero si de la responsabilidad, del deber, de la vocación. Ánimo, de todo corazón. Desgraciadamente la vía de las denuncias, tanto en el defensor del menor, como en la inspección educativa de la comunidad o incluso en los juzgados es larga, amarga y llena de sinsabores. El principal es el temor a «¿cómo va a repercutir en los niños?, ¿tomarán algún tipo de represalia?», pero este temor puede ser utilizado para que esta conducta se mantenga y afecte gravemente a otros muchos niños. Un último consejo, intenta no luchar esta batalla tu sola, habla con otros padres de la clase de tu hija y actuar en grupo. Una vez más, mucho ánimo.
Nacho Calderón
Gracias Nacho: Por tu comprensión, por tus ánimos, por tu consejo. A veces en el instituto me hacen sentir como un bicho raro, especie de talibán fuera de sitio, que no entiendo como por una o dos escenas de sexo, por mucho que perturben a los niños, voy a censurar una película. Total que más da, es la sociedad en que vivimos. A pesar de todo voy a hacer lo que esté en mi mano por erradicar esta manzana envenenada. En cuanto a lo de no estar sola aquí es difícil vivo en un pueblecito del interior de Lugo con el atávico respeto a la autoridad del maestro aún presente(no es que esto sea malo ,pero a veces es irracional) y el miedo a no quedar como ignorantes(propio del campesino Gallego, aquí la mayoría son ganaderos). De todas formas buscaré aliados.
Si quieres te mantendré al tanto de los acontecimientos.
una «aperta» como decimos por aquí
María
Se puede decir esa frase q tanto repito yo en la escuela y que copie del libro de JoseA. Marina: «para educar a un niño, hace falta la tribu entera».
Hola Nacho, sta mañana asisti a un charla tuya sobre el cerebro en chiquitin. me gusto bastante y me kede con algunas dudas pero no habia mucho tiempo para ello pero me parecio muy interesante. yo tengo ya 50 años y desde hace 4 años me dedico a ser educadora algo q tenia q haber hecho desde hace mucho pero a mis 40 y pico me puse a estudiar y por fin me puedo dedicar a ello algo q me fascina cada dia y ojala mi salud me de fuerxas para seguir en ello, digo esto x que hace un año me operaron de un CA de mama y la espalda no la tengo muy bien. Tambien te dire q toda mi vocacion resurgio con mi 2°hijo q descubri despues de muxo deambular q era hiperactivo con deficit atencional a los 4años. Ahora ya tiene 18 años. varias madres (30)escribimos un libros de «testimonios
El libro es «Testimonios de madres con hijos hipetactivos» si puedes hacerte con el verias lo q sufrimos con estos niños. bueno no me extiendo mas me ha gustado tu conferencia y espero asistir a mas. MariCarmen