El 21 de marzo celebramos el día internacional de las personas con síndrome de Down, un día dedicado a celebrar – repito a CELEBRAR – su vida, su existencia, su ser.
Es un día característicamente agridulce. Los que tenemos el privilegio de vivir junto a personas con trisomía 21 sabemos que nuestras vidas han sido enriquecidas con su presencia. Nos han aportado una riqueza que es difícil que otras personas hubieran podido dar. Esto nos llena de alegría, aunque sabemos que lo importante NO es todo lo que nos aportan, sino que lo importante es, sencillamente, su ser.
A la vez es un día amargo ya que no podemos olvidar los cientos – repito CIENTOS – de niños con trisomía 21 que no llegan a nacer por culpa de un sistema nacional de «salud» diseñado, dirigido y obsesionado con eliminar completamente su existencia.
¿De cuántos muertos estamos hablando?
En el año 2015, el último del que tenemos registros de nacimientos de personas con trisomía 21, nacieron en España un total de 427.017 niños. De acuerdo a los datos de incidencia de síndrome de Down en España en años previos a la aprobación del aborto (15 por cada 10.000 nacimientos), en 2015 habrían nacido 640 niños con síndrome de Down. Lo cierto es que nacieron 269, un 58 % menos de lo que era esperable.
371 niños abortados en el vientre materno en el año 2015 por tener trisomía 21.
371 madres que no olvidarán y que sufrirán los remordimientos que otros debían asumir en solitario.
Es difícil CELEBRAR cuando se tiene en mente que son más los asesinados que los nacidos.
Podría escribir sobre lo maravillosa que es la vida. Con y sin síndrome de Down.
Podría hablar de Blanca, de Rocío, de Bruno, de Jimena, de Juan Pablo, de los cientos de personas con síndrome de Down que he tenido el privilegio de conocer a lo largo de mi vida.
Podría ignorar los abortos.
Pero si los ignoro sería cómplice.
Cuando pienso en lo difícil que es para unos padres en España (y en tantas partes del mundo) lograr que su hijo con discapacidad llegue a nacer – con TODO el sistema de «salud» en su contra, al que hay que sumar la presión de familiares, compañeros de trabajo, medios de comunicación, etc. no puedo evitar recordar un poema:
«Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, ya que no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
ya que no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
ya que no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
ya que no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.”
Martín Niemöller, pastor luterano.
El aborto de personas con discapacidad en España y en el resto del mundo es el nuevo HOLOCAUSTO.
Mi hijo me pregunta muchas veces cómo es posible que los alemanes de bien permitieran la atrocidad del nacional socialismo. La respuesta es actual: de la misma manera que los españoles de bien estamos permitiendo la atrocidad del aborto.
El 21 de marzo tenemos mucho que celebrar, pero desgraciadamente también mucho de lo que avergonzarnos.
Celebremos sin olvidar. Disfrutemos de la alegría que significa vivir. La maravilla que es compartir este planeta con personas de toda raza, religión, edad, ideología y condición genética. De cualquiera. Luchemos porque no se excluya a nadie. A NADIE.
Las personas con trisomía 21 nos recuerdan que si nosotros tenemos derecho a vivir, ¿quién puede ser tan arrogante como para negárselo a ellos?
Bravo Nacho.
Muy cierto .
Hola !!! apreciado Nacho, soy colombiana, y desde mi primer trimestre me entere que mi bebe podría nacer con Sindrome de Down, desde ese momento lo único que tenia seguro, era que no lo abortaría, y que no haría ninguna prueba que pusiera en riesgo su vida – pues venia de una perdida reciente-, luego lo mas preocupante es que le diagnosticaron una cardiopatía a las 20 semanas de gestación, tuvimos problemas en el parto, pero mi hijo es un luchador, y pese a nacer sin respirar, a las 24 horas lo hacia solo sin ayuda de ningún aparato. Al verlo solo me pregunte si mis ganas de ser madre, harían que el sufriera las consecuencias y no era justo, que por mi deseo, él tuviera que llevar la peor parte. Pero esa es la culpa inicial, así que entendí la bendición grande que tenía, que era un reto el que teníamos por delante, pero indiscutiblemente en este año de vida que lleva Andres, en la tierra, me han enseñado lo que jamas había aprendido en mis 37 años. A veces siento al abrazarlo que me voy a explotar, que no se puede tener tanto amor en el alma, y en sus ojos veo reflejada toda mi esperanza, le dio un giro completo a mi vida, y pese a todas los dictámenes médicos a los que nos enfrentamos cada día, seguimos adelante dando gracias por este privilegio que tengo de tener un hijo maravilloso, y que es igual a todos los demás nenes y no me estreso por comparaciones, como me dijo un medico recientemente, nadie es perfecto el que no tiene algo por dentro, lo tiene por fuera, se que Andrés llego a sentar una huella gigante no solo en mi vida, sino en todos los que lo conocen y los que tendrán el privilegio de hacerlo a lo largo de los 100 años que estará en la tierra. Un abrazo y gracias !!!