La la land

No voy a escribir sobre cine, ni siquiera sobre la película homónima a este artículo. Disculpen si el título induce a error. Voy a escribir sobre «la la land».

También quiero pedir disculpas a aquellos que siguen este blog o tienen la costumbre de leer los artículos que aquí publico. Voy a escribir de política. Mucho me temo, además, que está convirtiéndose en un mal hábito, pero lo veo necesario. Al menos voy a hablar de política relacionada con la educación.

«La la land» es una expresión que según el «Cambridge Diccionary» significa: «to think that things that are completely impossible might happen, rather than understanding how things really are» – «pensar que aquello que es completamente imposible puede ocurrir, en lugar de comprender como son realmente las cosas».

En España llevamos AÑOS permitiendo que ese tipo de pensamiento se trasmita, se instaure y se inculque en una buena parte del alumnado. En los últimos tiempos, la situación (no solo en España) se está agravando.

Vayamos al grano. En España llevamos AÑOS permitiendo que el poder político utilice la educación para el adoctrinamiento, el control y la manipulación de los niños (con la vista muy centrada en el futuro). Me estoy refiriendo, claro está, de manera muy concreta a la ideología separatista en las comunidades autónomas vasca, catalana, balear, navarra e incluso valenciana.

A esta utilización torticera de la educación para el adoctrinamiento ahora se le suma la ideología de género.

Parecen dos ideologías inconexas ¿verdad?, sí, lo parecen, pero comparten esencia, medios y fines.

Comparten esencia porque las dos ideologías son esencialmente falaces.

La la Land, hace referencia a la tierra de la fantasía, de lo absurdo, de lo irreal. Sus referentes más claros son el País de Nunca Jamás (Neverland), ideado por J.M. Barrie, para su libro «Peter Pan y Wendy», el País de las Maravillas (Wonderland), creado por Lewis Carroll para su libro «Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas», Euskal Herria, creada por unos cuantos políticos y/o terroristas para justificar conductas injustificables y frecuentemente criminales y Cataluña independiente, que tiene el mismo origen y fin que la anterior. (Resulta obvio, por lo que a nadie se le escapa que el presidente y los representantes políticos de una nación ostentan mucho más poder, reconocimiento y proyección que el presidente y los representantes políticos de una comunidad autónoma, aunque el territorio y la población sean exactamente los mismos. La tentación es evidente, basta carecer de moral para intentarlo).

En Neverland los niños no crecen, son siempre niños, en Wonderland hay alimentos que multiplican el tamaño de Alicia, mientras otros lo reducen, hay cartas parlantes otros seres completamente absurdos y en el mundo de la ideología de género las personas (homo sapiens, al fin y al cabo un animal vertebrado, placentario y mamífero, con otras características, entre las que se incluye el hecho de ser sexuado) eligen su sexo sin que su código genético tenga nada que ver con esa elección. (Como es una mentira tan burda, se inventan un subterfugio verbal, “género”, para intentar enmascarar lo evidente. Se creen que con un dedo pueden tapar el sol).

Comparten los medios porque ambas ideologías, la separatista y la de género, utilizan el miedo para imponerse en la sociedad, mancillan la educación imponiéndose a los niños, exigen, consiguen y retozan en fondos públicos, extraídos a través de los impuestos de los ciudadanos para difundirse, imponerse y enriquecer a sus promotores.

Comparten los fines porque su objetivo ES el control de una población acrítica, manipulada y manipulable y que, más o menos consciente de su seguimiento a un pensamiento carente de cualquier fundamento histórico y/o científico veraz, se mantiene suficientemente avergonzada y acomplejada como para elevar si quiera mínimamente la voz.

Por si estas ideologías totalitarias, manipuladoras y falaces no fueran suficiente, está LA GRAN MENTIRA, la que nuestra sociedad (mundial) ha admitido y ya pocos cuestionan: el aborto. La ideología abortista ha conseguido que sea admitido universalmente y se sigue afirmado sin siquiera carraspear como forma de disimulo que «al abortar no se mata a un ser humano».

Si admitimos semejante aberración, ¿cómo no vamos a tolerar cualquier otra mentira?

Lo más asqueroso de las ideologías totalitarias y falsas es el uso de la educación para conseguir sus fines.

Cuando la educación se basa en falsedades deja de ser educación para ser una forma burda y repugnante pero eficaz de trasmisión y de control.

Disculpen que sea tan soez, pero cuando pienso en el uso de la educación que hacen las personas que defienden e imponen las ideologías separatista y de género, la imagen que me viene a la cabeza es la de un docente que, a las buenas o a las malas, se ha bajado el pantalón, ha sido sodomizado por el poder político, ideológico, social y/o económico, y en un claro ejemplo de síndrome de Estocolmo hace lo propio con sus alumnos.

Puede que esta imagen resulte excesiva para muchos, pero de igual manera que a cualquiera nos repugna oír de abusos sexuales a un menor, los abusos intelectuales que se dan en las aulas con las ideologías separatistas y de género son, casi, igualmente vomitivos.

Educación y mentira son términos incompatibles y solo pueden ir juntos a través de la perversión.

¡Que estamos hablando de EDUCACIÓN! ¡DE  EDUCACIÓN!, pero como las ideologías totalitarias y liberticidas no reconocen NADA como sagrado – salvo la consecución de sus fines (de poder y económicos) -, no respetan ni a los niños; más aún saben que su manipulación es el gran medio para conseguir su fin. Manipula la enseñanza durante un par de generaciones, y en 20 años tendrás a una gran parte de la población dispuesta a votar a aquellos que defiendan las mentiras que durante su etapa escolar les impusieron.

Cualquiera conoce el adagio «La verdad os hará libres«, y lo utilizan incluso los mayores perseguidores de su autor (Jesús de Nazaret), pero en su corolario está el objetivo y el fin de esas ideologías: «la mentira os hace esclavos«.

Vivimos un momento gravísimo para el futuro, particularmente el de nuestros hijos. Crecer en la mentira incapacita a un ser humano para luchar por la libertad y para alcanzar su potencial, su esencia.

Puede que vivir en «la la land»  sea maravilloso si eres un personaje de un libro, pero para una persona real, de carne y hueso, solo puede ser sinónimo de ser un tonto, sin capacidad para pensar con libertad ni con capacidad crítica porque te han robado el germen, que es la verdad.

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2 respuestas a La la land

  1. Jose Alberto dijo:

    Estupendo artículo. La clave de todo está en la educación. Y los políticos lo saben, de ahí sus continuas modificaciones. Una sociedad está enferma cuando justifica sin ambages el aborto. Y de ahí, todo lo demás.
    Le agradezco su valentía al denunciarlo. Dentro de poco (sino ya) será una actividad de riesgo hacerlo.

  2. jfcalderero dijo:

    ¿Piensas por ti mismo o te dicen que pensar?
    Esta frase figura destacada en la portada de «Filosofía y sentido común» (*), libro del cual soy coautor.
    Precisamente por todo esto que dices (que me encanta), Nacho Calderón Castro, es por lo que hemos escrito el libro.
    No nos vamos a conformar con que repose en las estanterías de las librerías y bibliotecas; tenemos intención de difundir su contenido en instituciones, eventos, cursos, etc. de modo que influyamos en esta anestésica pandemia que tanto daño nos está haciendo a la Humanidad y a la Naturaleza.
    Abrazo,
    @JFCalderero
    ______________
    (*) http://www.sekotia.com/catalogo/portada/1607-filosofia-y-sentido-comun.html

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