Es cierto que la mayor parte de los chicos que terminan segundo de bachillerato no tienen una vocación clara. Es así, nos hemos acostumbrado a ello, y lo vemos «normal» (la palabra normal es peligrosísima, la carga el diablo). Sin embargo creo que no debería ser así, y creo que la situación podría ser muy distinta.
La vocación se aprende. No es una inspiración súbita, se desarrolla por contacto, poco a poco, a fuego lento, viendo a una persona de referencia – una madre, un tío, o un profesor – ser bueno en lo que hace y dando sentido a su vida a través de su labor profesional.
Sin embargo, muchos jóvenes eligen su carrera profesional por exclusión: «Yo de ciencias seguro que no»; «De letras paso». Han estado 15 años en el colegio y no han conseguido encontrar ninguna relación entre lo aprendido y su vida, entre las clases recibidas y la profesión en la que tendrán que desarrollarse el resto de sus días.
Creo que hay dos medidas que los profesores pueden tomar y que, realizadas de manera sistemática, durante varios años seguidos, puede facilitar a los alumnos a tener claro a qué les gustaría dedicar su vida.
La primera es, antes de comenzar a explicar un tema – deberían hacerlo al comienzo de CADA tema – explicar qué les apasiona de ese tema. Qué les entusiasma. Si a un profesor no le entusiasma un tema de los que tiene que explicar probablemente sea porque no lo conoce con la suficiente profundidad. Cuando conoces muy bien algo, lo más probable es que disfrutes hablando de ello.
Personalmente preferiría que los profesores de mis hijos dedicaran tres o cuatro clases a hablar de su pueblo natal (o el de sus padres), que a explicarles algo que a ellos no les emociona. Sacarían muchísimo más provecho. Desgraciadamente son estas cosas las que hacen que la gente diga que soy un iluso irrealista. Mientras mis hijos siguen sin encontrar el placer de aprender muchas de las cosas que les enseñan.
La segunda medida que me gustaría ver sería que dedicaran los primeros minutos de cada tema – hay que hacerlo en CADA tema – a explicar qué relación tiene lo que van a aprender con la vida actual. Cómo ese conocimiento ha influido en la sociedad para convertirla en lo que hoy es. NO quiero decir que se debe explicar «qué utilidad tiene ese tema», ese sería un error muy grave, en el que muchas personas caen, sin duda muchos alumnos, que tienen una visión completamente pragmática de la enseñanza, lo que es absurdo: «¿De qué me sirve saber que «eso»?.»
Pero sí hay que darles una explicación de la relación de cada parte del conocimiento con la vida actual. Si un profesor no supiera explicar qué relación hay entre el análisis gramatical, o las integrales de segundo grado, o el sistema digestivo de las aves y nuestra vida cotidiana, con la sociedad actual, es probable que no conozca con la suficiente profundidad la materia que va a explicar. Debe prepararse mejor.
Si desde primero de enseñanza primaria hasta segundo de bachillerato, en cada tema, en cada asignatura, los profesores explicaran qué les apasiona de esa parte del conocimiento y qué relación tiene con la sociedad y la vida actual, los alumnos tendrían una visión muy distinta del conocimiento y les sería mucho más fácil saber de qué quieren aprender más y más y a qué les gustaría dedicar el resto de su vida profesional.
Termino con una pregunta. Si la vocación se desarrolla por aprendizaje, y la profesión a la que más están expuestos los chicos es a la de profesor, ¿por qué hay tan pocas vocaciones a la enseñanza?.
ME HA ENCANTADO
querido Nacho, al intentar responder a la pregunta me venia la mente algo…… l@s alumn@s. ¿que quiero decir con esto?? gracias a Dios, tengo dos trabajos, por la mañana trabajo en una oficina, y por la tarde soy profesor de FP, en realidad mi trabajo de la tarde es mi verdadera vocación. Pero que problema tiene el trabajo de profesor o la vocación de profesor? que tu vocación está muy influenciada por los alumnos que tengas. Si es verdad, que si la vocación es verdadera (cosa que creo que ocurre conmigo), pocos alumnos van a conseguir sacarte de tus casillas, pero algunos te tambalean un poco. Como dice mucha gente, los alumnos de hoy son igual que los de hace 20 años, en cuanto a sus actitudes (traviesos, charlatanes, etc) pero les falta una cualidad que existía antes y hoy no existe, RESPETO al profesor.
Estoy totalmente de acuerdo contigo en que tienes que motivar a los chavales, y te tiene que gustar lo que cuentas, si no, no transmites nada. En mi caso, aunque les imparta clases de electricidad, siempre les meto algunas cuñitas de valores, y al final paso a valores cristianos y por que? porque amo a mi Señor y a ellos les despierta mucho interés, aunque sean totalmente contrarios a mis creencias. Al fin y al cabo, tiene que ver mucho Dios con la electricidad, los 2 son importantes para nuestra vida y cuesta creer en ellos, porque no se ven, ni se tocan, jajaja. A veces me dicen mis alumnos que la electricidad no se ve, pero si se toca,cuando te da un calambrazo y yo les digo que muchos santos, y muchos cristianos, en su oracion, también logran tocarLe, y también puedes sentir un calambrazo místico.
Hola JCrey, muchísimas gracias por tu valiosísimo comentario. Creo que tienes mucha razón en lo que dices. Hoy falta el respeto. No solo entre los alumnos, también en la carretera, en la cola del mercado y prácticamente todas las actuaciones de ámbito social. Los chicos solo reflejan el estado de la sociedad. Estoy seguro de que tus alumnos aprecian tener un profesor con auténtica vocación. Un abrazo, Nacho Calderón.